domingo, 1 de mayo de 2011

Biodiversidad, sociedad y economía

Hace un año (Mayo de 2010) escribí lo siguiente para una asignatura de la carrera:

“Volvemos a fracasar. Si en 2002 los gobiernos del mundo se comprometieron a “lograr para el año 2010 una reducción significativa del ritmo actual de pérdida de la biodiversidad, a nivel mundial, regional y nacional, como contribución a la reducción de la pobreza y en beneficio de todas las formas de vida en la tierra”, sólo fueron palabras huecas… se las llevo el viento. El informe de Naciones Unidas sobre perspectivas mundiales sobre Biodiversidad no deja lugar a dudas. La biodiversidad mundial SIGUE en peligro. ¿Por qué no actúan los gobiernos? ¿Por qué no imponemos el desarrollo sostenible de una vez?...
Yo ya entregué mi trabajo en formato digital, subí la ventana de mi cuarto para iluminarme con la luz solar mientras trabajaba, mis notas previas fueron escritas en papel reciclado… las pequeñas acciones son imprescindibles, pero no son, ni mucho menos, definitivas…

El problema de base es que nuestro crecimiento en el estado de bienestar se ha hecho a costa de una reducción del capital natural. Entendemos capital natural como “un stock de componentes bióticos, geóticos y procesos biofísicos, capaz de automantenerse y suministrar a lo largo del tiempo un rico y variado flujo de bienes y servicios, en forma de renta anual a la sociedad”. 

Nuestro modelo de crecimiento es insostenible por el ecosistema global y además es egoísta. Los impactos que generamos sobre la biodiversidad y los ecosistemas ponen en riesgo la capacidad de éstos de seguir brindando los servicios ambientales que son esenciales para la vida. Esto no sólo implica a otras especies, nos implica directamente a nosotros. Los ecosistemas son los cimientos que sostienen nuestra sociedad, sin ellos no hay vida.

El problema es el análisis del problema. Nos olvidamos de donde vienen los alimentos, las materias primas… nos hemos hecho tan industriales, que pensamos que los “cimientos” son infinitos, y más ignorantes aún, los presionamos al límite y los sometemos al máximo desgaste posible,  para crecer más y más…

Evidencias científicas anteriores señalaron que las presiones excesivas sobre los ecosistemas pueden superar un punto de inflexión, un punto de no retorno, en el que una cadena de cambios, acaben definitivamente con el funcionamiento ecosistémico. La incertidumbre científica es muy grande, pues son sistemas enormes con muchas y complejas relaciones, pero se asegura, que a este nivel de presión actual, muchos ecosistemas tienen fecha de caducidad, y no tan lejana…

Las cinco presiones principales que impulsan directamente la pérdida de la biodiversidad (el cambio del hábitat, la sobreexplotación, la contaminación, las especies exóticas invasoras y el cambio climático) se mantienen constantes o bien se intensifican con nuestra actividad productiva.

En el primer mundo, consumimos para nuestro crecimiento un capital natural, que no nos corresponde, mientras los países de renta baja consumen menos fracción de lo que les correspondería. Este crecimiento se sostiene en la presión ambiental en los ecosistemas que impulsan directamente la pérdida de la biodiversidad; pero además al hacerlo sobre los ecosistemas de países del Sur, provocamos la reducción de servicios de los ecosistemas en esas zonas, que finaliza con problemas sociales, basados en la desigualdad. Es así como un problema de explotación ambiental se transforma en un problema social. Un modelo de crecimiento injusto, como el actual, genera diferencias sociales globales, a base de atacar los ecosistemas de otros países, que los necesitan como fuente de abastecimiento, además de cumplir funciones culturales y de regulación natural…




El problema, por tanto, es el modelo de sociedad en el que los “primer mundistas” vivimos  donde el enfoque económico capitalista, reina sobre los valores sociales y ambientales. Un enfoque que conlleva sin remedio a la creación de dos polos en el mundo, el aprovechado y el aprovechable; generando desigualdad, pobreza, inmigración, conflictos… Un enfoque que provoca, que ante la situación actual de recesión económica, lo primero que se suprimen son los fondos de conservación ambiental, donde se atacan a las clases sociales… Un enfoque donde las leyes ambientales se ven como obstáculos… El problema es el capitalismo y el modelo de crecimiento, que nos ha convencido de que el dinero es el elixir, la esencia, la felicidad… Nos animan a consumir, para producir más y más… Compramos cosas que no necesitamos, a base de recursos que no nos corresponden…

La alternativa debe ser más profunda que meros compromisos políticos. La alternativa debe empezar desde uno mismo hasta la sociedad. ¡Está en juego nuestra especie!

El modelo alternativo es el desarrollo sostenible cuya idea básica es hacer más con menos. Pasar por la vida intentando consumir y modificar lo menos posible, pero más profundamente, buscar la felicidad en la sencillez, en el respeto, en la belleza de la naturaleza… en el equilibrio con el medio en el que vives… Respetar y conservar el capital natural, para mejorar el capital socio-cultural y a partir de estas bases, comenzar a crecer…

Pero esto no es fácil, se nos ha convencido durante mucho tiempo de que consumamos y consumamos, sin importarnos ni los problemas sociales ni los ambientales… ¿cómo revertir la situación?

La conservación de la Naturaleza es la condición para el desarrollo sostenible; la Sociedad es su finalidad fundamental; y la Economía el medio para alcanzarlo.

Pasar por el mundo de la forma más respetuosa, sin alterar el medio que has heredado y que algún día cederás…”

Desgraciadamente me temo que estas líneas siguen teniendo validez un año después…

2 comentarios:

  1. Me gusta la entrada: estudiamos ciencia pero... Somos ciudadanos del mundo!

    Yo creo que el problema es que es muy difícil actuar sobre un sistema productivo que convierte a los ciudadanos en " consumidores", es decir, entidades que SÓLO pueden participar en las decisiones productivas ( ¿ en la producción de qué cosas invertimos nuestros recursos, sociales y naturales? ¿ cómo producimos? ETC.) muy muy indirectamente y muy muy limitadamente a través de la DEMANDA ( también con LEYES, pero las corrientes liberal-conservadoras se oponen, y la deslocalización y las fugas de capital no lo ponene fácil; es lo malo de un mundo globalizado sólo a nivel de circulación de CAPITAL).

    Las pequeñas cosas del día a día importan, ética y ecológicamente. De acuerdo. Pero no bastan, también de acuerdo.

    De todos modos que conste mi recelo antiecologista: salvo que esté razonablemente claro que las consecuencias de perder un ecosistema o incluso una especie realmente revertirán en nuestras vidas muy negativamente HAY ESFUERZOS ECOLOGÍSTICOS QUE ME PARECEN UN DERROCHE DE ENERGÍA Y RECURSOS INSULTANTE. No sé como va el tema pero por ejemplo salvo que perderlo suponga una catástrofe económica, aunque sea a largo plazo, la extinción del lince ibérico puede ser una pena, pero NO ES UNA CAUSA QUE MEREZCA ATENCIÓN POLÍTICA ( Y ECONÓMICA).

    Algo así creo que puede pasar con la biodiversidad. Parece claro que es un factor importante de los ecosistemas ( se relaciona con mayores valores de producción en algunos casos y con una mayor estabilidad de los mismos frenete a perturbaciones, antrópicas o de otro tipo) pero NO ME PARECE DE RECIBO PRIMAR LA BIODIVERSIDAD FRENTE A UN BIENESTAR RAZONABLE DE TODO EL MUNDO. Quiero decir que aunque está claro que es un valor importante a preservar, también me parece razonable, y en absoluto motivo de lágrimas, que con la expansión demográfica y tecnológico-técnica y de necesidades individuales y globales de nuestra especie haya que savrificar una parte de la biodiversidad global. No me parece justificado en nombre sólo de la biodiversidad destinar recursos a preservar no sé qué especie de colibrí ( y menos en paises subdesarrollados que no están para pijadas ambientalistas). La BIODIVERSIDAD IMPORTA, pero creo que hace falta el contrapeso...

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  2. Quizás he utilizado mal los términos. No me refiero sólo a la biodiversidad como el origen del problema, me refiero al capital natural entendido como “un stock de componentes bióticos, geóticos y procesos biofísicos, capaz de automantenerse y suministrar a lo largo del tiempo un rico y variado flujo de bienes y servicios, en forma de renta anual a la sociedad”. Los estilos de vida de los países desarrollados provocan que consumamos más capital natural de lo que nos corresponde. El año pasado, con aquello del año internacional de la biodiversidad 2010 pude leer en los carteles del Metro “la Naturaleza tarda en producir un año lo que nosotros consumismos en ocho meses”. Nuestro estilo de vida nos convierte en deudores respecto al capital natural, queremos más capital natural del que disponemos, cuando nos endeudamos hay dos formas de solucionar el problema:

    1) Obteniendo recursos de otras áreas, que o bien consumen menos capital natural del que le corresponde o bien históricamente se lo hemos impedido mediante apropiación (robo). Es la solución fácil. La visión capitalista, ya nos mete en el sistema mediante el marketing, el crédito bancario y la obsolescencia programada.

    2) Ahorrando. Es la solución más difícil. Cambiar nuestro estilo de vida…

    La primera, en mi opinión, no es una solución éticamente concebible. Es la responsable en mayor medida de los conflictos sociales, especialmente el flujo migratorio y las guerras por recursos.

    La segunda es la difícil. Muy de moda ahora con el cambio climático, aquello del desarrollo sostenible, pero pocos cambios profundos se hacen… requiere un cambio de pensamiento y obra, para que consumamos lo que necesitemos y lo que nos corresponde y disponemos… Se plantearía un auténtico problema ambiental, social y económico que la necesidad no se correspondiera con la disposición…

    Finalmente yo no apoyo medidas económicas y esfuerzos de regeneración de biodiversidad o de recuperación de especies en peligro que se primen por delante de problemas sociales humanos (egoísmo familiar), yo opino, que si muchos problemas sociales se encuentran en la base de desigualdades de capital natural generados por la vía económica del sistema y estilo en el que vivimos, sería muy conveniente plantearnos una modificación a corto y medio plazo de nuestro estilo de vida, para solucionar los conflictos sociales… si ocurre ese cambio de pensamiento, probablemente la mayoría de problemas de biodiversidad en general desaparezcan por añadidura… Social y ambiental, dos pájaros de un tiro (mal ejemplo hablando de biodiversidad). Pero en cualquier caso, nuestro estilo de vida nos los tendremos que plantear en poco tiempo, probablemente no porque sea objetivamente egoísta entre nosotros sino porque es INSOSTENIBLE…

    Un abrazo Álvaro, gracias por leerme y por opinar!

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