La famosa película “Tiburón” del maestro de la ciencia ficción, Steven Spielberg, nos mostraba a un depredador agresivo y propenso a atacar al hombre. Sólo pensar en la aleta del tiburón sobresaliendo del mar en una playa llena de gente me pone la carne de gallina…
Mucho se ha escrito acerca de lo propensos que son los tiburones a atacar al hombre. La mayoría de los ataques descritos se registraron en la II Guerra Mundial sobre víctimas de barcos hundidos en aguas tropicales. Es un hecho que algunos son peligrosos para el hombre especialmente el temido gran tiburón blanco… Precisamente el hecho de su peligrosidad, despierta quizás más interés si cabe, por un grupo de animales tan curioso.
Los tiburones junto con las rayas y los torpedos son animales que pertenecen al filo Cordados, clase Condrictios (peces con endoesqueleto cartilaginoso) y subclase Elasmobranquios. Tienen una posición ecológica firme en la comunidad acuática gracias a una exquisita combinación de unos órganos sensoriales bien desarrollados, potentes mandíbulas, musculatura natatoria y un potente hábito depredador. Estos atributos biológicos lo convierten en un depredador completo y son de estos atributos de los que vamos a tratar en esta entrada.
Es un nadador perfecto. Su cuerpo presenta una silueta hidrodinámica esbelta. Gracias a su morfología fusiforme puede vencer con elegancia la fuerza de rozamiento del agua, parece que no nade, sino que difunde como parte del fluido. También presenta un duro y correoso tegumento cubierto por escamas placoideas dispuestas para reducir la turbulencia del flujo de agua sobre la superficie corporal durante la natación. Esto combinado con su potente musculatura, hace que desarrolle una natación espectacular alcanzando velocidades máximas de unos 40 km/h.
Su mordedura es letal. Ambas mandíbulas, superior e inferior, están provistas de muchos dientes triangulares y afilados. La fila de dientes funcionales en el borde de la mandíbula tiene detrás otras hileras de dientes en crecimiento, que remplazan a lo largo de su vida.
Posee un “sistema sensorial” integrado y muy desarrollado. Es quizás este, el atributo más interesante. Dispone de un olfato, un sistema de recepción de vibraciones (sistema de la línea lateral), visión y electrorrecepción muy desarrollado. Gracias a sus grandes órganos olfatorios pueden detectar una sustancia química en una concentración muy baja (1 parte por millón), clásica la escena de atraer la atención de un tiburón derramando una gota de sangre en aguas donde habitan. Por otro lado el sistema de la línea lateral permite localizar a grandes distancias vibraciones de baja frecuencia. Este sistema está compuesto por unos órganos especiales denominados neuromastos que se sitúan en canalículos y poros a lo largo del cuerpo y la cabeza del animal. Disponen de una visión excelente incluso en aguas con poca luz. Finalmente quizás el sistema de detección más peculiar, la electrorrecepción. Les permiten detectar campos eléctricos que existen en torno a todos los animales, permitiendo por tanto la detección de presas potenciales. Los electrorreceptores se denominan ampollas de Lorenzini y están situados en la cabeza del tiburón. Son cúmulos de células sensoriales, situadas en poros, capaces de detectar diferencias entre el voltaje de la zona del poro y el voltaje en la base del electrorreceptor. Las ampollas de Lorenzini posiblemente detecten también cambios en la temperatura, salinidad y presión hidráulica.
Todos estos atributos lo convierten en un depredador completo capaz de sembrar el pánico a la que probablemente es la única especie que lo amenaza, al ser humano, y de asombrar a la que probablemente también sea la única especia capaz de sentir curiosidad y de esforzarse por describir la realidad que le rodea, el ser humano, como asombra e interesa a mi amiga Pilar Garde, fiel lectora, y a quien dedico esta entrada.
-“Principios integrales de Zoología” Hickman y colaboradores. Decimotercera edición.
Víctor muy interesante el tema de los tiburones, esos grandes desconocidos, y por qué no decirlo incomprendidos....
ResponderEliminarEspero una segunda parte impaciente.
Pues sí, porque me parecen muy interesantes algunas cosas de su biología... habrá que hacer una segunda parte, pero necesitaré tu ayuda. ;)
ResponderEliminarUn besito
Bravo!!
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